Colocados en la esfera del olvido y la indiferencia, los equipos que aún toman parte en la llamada Liga de Expansión, batallan cotidianamente para no perder el interés de un torneo que no conduce a nada más que a la insignificancia.
En esta ocasión la oncena de Tapatío, filial de las “chivas rayadas” del Guadalajara, se enfrentó a la escuadra de los “Toros” del Atlético Celaya, a los cuales superaron con relativa facilidad, primero en territorio guanajuatense y después en el estadio que construyó Jorge Vergara.
Vencedores amplios en el marcador global, los tapatíos se dieron a la celebración por el logro alcanzado, pero sin contar con un estadio saturado de aficionados, ni con el acompañamiento propio de estas ocasiones, en otros torneos y en otros países.
Tristemente a ello, los dirigentes del balompié, han condenado a esta competencia, que no adquiere ningún significado, porque deportivamente, ser campeón o no, de esta liga no representa absolutamente nada, más que la intrascendencia.