Con las ocurrencias del señor Gianni Infantino, mandamás de la FIFA, en plena operación, arrancó el denominado Mundial de Clubes de la FIFA, con los contrastes que muchas voces ya habían anticipado.
Amenazados por la sombra del fracaso económico, ante la baja asistencia a los distintos estadios, resultado de las redadas ordenadas por el señor Trump, presidente de los Estados Unidos, FIFA y su torneo han naufragado terriblemente.
En lo deportivo, las goleadas que se han presentado, confirman las enormes desigualdades de los diversos equipos en competencia, particularmente los conjuntos del área de Oceanía.
Bayern Munich no tuvo ninguna consideración sobre el modesto Auckland de Nueva Zelanda, al vapulearlo con un tanteador de 10 goles contra cero, en claro homenaje a las ocurrencias del señor Infantino.